viernes, 1 de abril de 2016

3. Bye Bye Colombia

English below

Es cierto. La fama que tiene Colombia entre los viajeros es acertada, al menos de acuerdo a nuestra experiencia. Los colombianos se nos han mostrado alegres y extrovertidos, curiosos y parlanchines, y sobre todo, fiesteros y rumberos. Pocas han sido las veces que se ha oído el silencio en Colombia. Muy al contrario, los colombianos necesitan del ruido de la música, muchas veces estridente, para poder funcionar. Tuvimos extraordinarias experiencias humanas, especialmente durante la primera mitad de nuestro periplo, cuando estábamos hambrientos de volver al mundo latino tras nuestra segunda aventura estadounidense. Pero luego llegó el mazazo, el shock que a todos nos llega sin poder hacer nada para evitarlo, el golpe del cáncer que nos arrebató del mundo a Ermanno, el padre de Evelin, y que nos hizo interrumpir por un año nuestro largo viaje a dos ruedas. Quizás por esto a nuestro regreso ya nada fue lo mismo. La segunda etapa colombiana fue como cuando uno enciende un ordenador viejo, que necesita su tiempo para resetear los programas y estar perfectamente operativos. Personas como Julián y Olga, Eugenio, Sammy, Gloria, o Martha, ayudaron a que fuéramos recuperando la memoria viajera y las viejas sensaciones. 

Y ahora que miramos atrás, como hacemos siempre en los “bye bye” de cada país, no podemos dejar escapar una sonrisa pícara cuando recordamos nuestra lucha contra el bochorno de la costa caribeña, las hamacas de vallenato, nuestro homenaje a Gabo en su Aracataca de la infancia, los bomberos voluntarios que siempre nos abrieron sus puertos (a excepción de los de San José de Isnos), el pueblo de Aguachica y la mágica familia Caselles, Puerto Berrío y sus tele reporteros Benjamín y Maritza, las gentes y el acento de Antioquia, las sesiones de Masterchef con Jorge, los cafetales del Quindío, la soledad amazónica y si nos apuráis, hasta los aguaceros del Putumayo. Colombia fue un bonito beso del viaje, el más chévere desde nuestra México linda…

Pero como hormigas itinerantes que somos, nuestra brújula sigue marcando el sur, y hacia allí proseguimos. Ecuador, allá vamos!!!



English

It is true. Colombia´s reputation among travellers is the right one, at least according to our experience. Colombians are happy and sociable, curious and loudmouths and, most of all, party people and rumberos. Only a few times we experienced silence in Colombia. It´s the opposite, Colombians need the loud noise of music, sometimes strident, to be able to function. We had amazing experiences with the people, especially during the first half of our journey, when we were eager to go back to the Latin world after our second adventure in the United States. But then the shock arrived, the one that each one of us will have to experience sooner or later…Cancer took Ermanno, Evelin´s dad, from this world and made us interrupt our long bicycle trip for one year. Maybe because of this, when we went back to travelling, nothing was the same. Our second Colombian stage was like turning on an old computer, which needs time to reset its programs and start working properly again. People like Julián and Olga, Eugenio, Sammy, Gloria, Martha, helped us to restore our travel memory and our old emotions.

Now that we look back, like we always do when we say “bye bye” to each country, we cannot hide a cheeky smile when we think about our struggle against the Caribbean coast´s heat, the hammocks with vallenato, our tribute to Gabo in his childhood town Aracataca, the volunteer fire fighters who always opened their doors to us (except the ones in San José de Isnos), the village Aguachica with its wonderful Caselles family, Puerto Berrío and its TV reporters Benjamin and Maritza, Antioquia´s people and accent, the Masterchef´s moments with Jorge, Quindio´s coffee plantations, the Amazona´s loneliness and, believe it or not, even the Putumayo´s rainstorms. Colombia has been an amazing kiss from our trip, the best one after our Mexico lindo…

But like moving ants, our compass keeps on signing south, and that is where we go. Ecuador, here we come!!!

lunes, 21 de marzo de 2016

2. Volver a empezar. To start again

English and pictures below

Volver a empezar. Tras un intenso año de desconexión total con el viaje y con el mundo, volvimos a Medellín con el recuerdo en las alforjas de Ermanno, el padre de Evelin y la ilusión por viajar intacta. Con las ideas bien claras de que algún día reanudaríamos el viaje, nos atreveríamos a decir que un año sabático en la vida “normal” nos ha sentado incluso bien. 


Las bicis las encontramos como las dejamos, con un poco más de polvo nada más, gracias a Julián, grande entre los grandes y a Olga, santa entre las santas. Hay pocas veces que hemos conocido gente tan humana y a la vez tan especial. La vida de Julián sería para llevarla a la gran pantalla pero él no es de esta época, superficial y egocéntrica, sino de aquella en la que lo que importaba no era la notoriedad sino el trabajo hecho, y a poder ser, en la sombra. Julián se moriría de vergüenza si viera a todos los aspirantes a héroes que inundan las redes sociales, con sus historias infladas, exageradas y tan alejadas diametralmente de la realidad… El mundo está lleno de héroes pero estos no salen en Facebook.

Visitamos a nuestro amigo Jorge y “conocimos” a mi primo Eugenio y su familia colombiana, algo que no estaba en los planes y que fue una auténtica sorpresa. Hacía 35 años que no lo veía y tuvo que ser Medellín donde nos encontraríamos de nuevo. ¡Qué tendrá esta ciudad que nos trae tantos recuerdos!

Para no morir en el intento reanudamos la marcha poco a poco, dejando que el engranaje del cuerpo volviera a su posición natural de la bicicleta y acostumbrando al cuerpo al calor del trópico. La táctica surtió efecto y el pelotón de Cyclotherapy fue avanzando como más le gusta, sin prisa pero sin pausa, y en medio de una sequía preocupante atravesamos montañas, valles azucareros y ríos míticos venidos a menos. Las gentes nos trataron como siempre en Colombia, con simpatía, alegría y vallenato a todo volumen, pero echamos de menos Antioquia, nuestra provincia favorita.

El llamado “eje cafetero” nos enamoró desde el principio. Los valles se inundaban de café, y cuando las plantas estaban en flor las laderas se tornaban blancas, como los cerezos en flor de Extremadura. Por una carretera secundaria de la puerta de atrás de Salento vimos uno de los sitios más idílicos que hemos visto jamás, uno de esos sitios donde te gustaría retirarte un día, un vallecito tranquilo con río, vegetación a raudales y café, qué más puede pedirse?

Con Martha, una de nuestras anfitrionas favoritas, caminamos por el valle del Cocora y nos mimamos unos días en su pisito de lujo. Puerto Tejada lo pasamos esprintando ya que todo el mundo nos había advertido que “allí roban hasta autobuses enteros”. Decían que por muchos años fue un pueblo sin ley, ya que la policía ni se atrevía a entrar y que “ahora estaba mejor, pero ni se os ocurra entrar”…

Cogiendo la forma poco a poco llegamos a la “ciudad blanca” de Popayán, una bonita ciudad de iglesias y estudiantes desde la cual decidimos, ayudados por Ronald, a abandonar por varios días la Panamericana y adentrarnos en el olvidado oriente, tierra de guerrillas, selvas y lluvia. Podríamos asegurar que fue la mejor parte de nuestra segunda etapa colombiana, no solo por dejar atrás un potente tráfico de camiones y el difamado pueblo de “El Bordo”, sino por la tranquilidad y hermosura de los paisajes que atravesamos. No es que fuera un camino de rosas, porque nos llovió a raudales y unido a la humedad tropical, olíamos a perro muerto, pero el sonido de los pájaros amazónicos en aquellas solitarias carreteras rodeadas de árboles y montañas nos hacía compensar las penurias diarias. Cuando llegamos a la frontera con el Ecuador las cinco personas que nos encontrábamos allí tuvimos que esperar más de una hora a que nos sellaran los pasaportes. Los funcionarios se habían ido a comer.

Era la primera vez que nos pasaba. Pero esa, será otra historia… (fotos debajo)


English

To start again. After an intense year of absolute disconnection with the journey and the world, we went back to Medellín with Ermanno, Evelin’s father´s memory in our panniers and with our usual excitement for travelling. Because we knew that one day we would start the journey again, we would dare to say that a sabbatical year, leading a “normal” life, has even been beneficial for us. 


Thanks to Julian, great among the greatest, and Olga, saint among the saints, we found the bicycles exactly as we left them, only with a bit of dust. Very rarely we met such humane and at the same time special people. Julian´s life deserves a movie, but he is not a man of these times, superficial and self-centred, but a man of those times when what mattered was not fame but jobs well done and possibly behind the curtains. Julián would feel ashamed if he would see all these pretended heroes who invade social networks, with their inflated and exaggerated stories which are far away from reality…The world is full of heroes, but you won´t find them in Facebook.

We visited our friend Jorge and “met” my cousin Eugenio and his Colombian family, something that was not planned and was an authentic surprise. We didn´t see each other in 35 years and it had to be Medellin where we met again. We have so many memories in this city!

To avoid dying straight away, we resumed the trip little by little, letting our bodies get used to the bicycles and to the tropical heat again. It was a good strategy and the Cyclotherapy team kept on moving as it likes, without hurry but at a steady pace, and in the middle of a worrying drought we crossed mountains, sugar cane valleys and mythical but almost empty rivers. People treated us as usual in Colombia, with friendliness, happiness and loud blasting vallenato, but we missed Antioquia, our favourite province.

We fell in love with the so called “coffee belt region” straight away. Valleys were full of coffee and when the plants were flowering the hillsides were turning white, like Extremadura´s flowering cherry trees. Following a minor road behind Salento, we encountered one of the most idyllic places we had ever seen, one of those places where you would like to retire one day, a peaceful valley with river, abundant vegetation and coffee…what else can you ask?

With Martha, one of our favourite hosts, we walked through the Cocora valley and were spoiled for a few days in her luxury apartment. We sprinted through Puerto Tejado because everyone was warning us that “there they even steal entire buses”. They told us that for many years it had been a place without law, not even police dared to enter it and that now “it is getting better, but do not even think to go there”…

Slowly getting back in shape we arrived to the “white city” Popayan, a nice town full of churches and students from where, thanks to Ronald, we decided to leave the Panamericana for several days and head to the forgotten East, land of guerrillas, forests and rain. We can say for sure that this was the best part of our second Colombian stage. Not only for leaving behind the heavy truck traffic and the infamous village “El Bordo”, but for the landscapes´ quietness and beauty. It has not been easy, because it rained heavily on us and together with the tropics´ humidity we started to smell like dead dogs. But the sound of the Amazonas birds along those solitary roads surrounded by trees and mountains was compensating our daily “suffering”. When we arrived to the Ecuadorian border, together with a few other people, we had to wait for more than an hour to get our passports stamped. The employees were gone for lunch.

It was the first time that this happened to us. But this is another story…



Fue fantástico conocer el proceso de elaboración de café en una granja artesanal. El eje cafetero fue de las zonas más bonitas del país.
It was wonderful to discover how coffee is produced in an artisanal farm. The coffee country was one of our favourites parts of Colombia.

Los productores  de café organizados en cooperativas pesan su producción sin perder de vista la báscula. El café de mejor calidad se destinará a la exportación.
Coffee producers organized in cooperatives attend very carefully the weight of their product. The best coffee quality will be exported.

La mejor “comida corriente”
The best “comida corriente”

El valle del Cocora y sus palmeras de cera, árbol nacional de Colombia
The Cocora valley and the Andean palm, national tree of Colombia

La frutería viene a ti…
The fruit shop comes to you...

Los trenes de carretera de hasta cinco remolques abarrotados de caña de azúcar dominan las carreteras del valle de Cali
Road trains of up to five trailers full of sugar cane dominate the roads in the valley of Cali


Salento, el poder del turismo
Salento, the power of tourism

La “ciudad blanca” de Popayán…y su cielo negro…

The “White city” of Popayán … and its black sky
Oooooooooh
 

Arepas con queso al costado de la carretera, el mejor tentempié posible para dos ciclistas cansados
Arepas with cheese next to the road, the best snack for two hungry cyclists


Un mapa, un misterio.
A map, a mystery

Los colibríes se han convertido desde hace ya mucho tiempo en nuestro talismán. Si se nos aparece uno, una buena sorpresa nos espera.
Since a long time hummingbirds became our talisman. Every time we see one, a very nice surprise is waiting for us.

Hace 3.500 años, en San Agustin, una civilización construyó unas enigmáticas esculturas en piedra alrededor de sus tumbas. Aún no se sabe casi nada de ella…
3,500 years ago, in San Agustin, a civilization carved many enigmatic stone sculptures around graves. Nowadays we know little about it…

Qué gran verdad…
What a big truth… ( “the biggest adventure you can take is to live your dreams”)

Trato hecho!
We have a deal!

Nos encanta probar esos frutos exóticos que encontramos por el camino
We love trying these exotic fruits we find on our way

Los autobuseros colombianos, un auténtico peligro para el pueblo
Colombian bus drivers, a real danger for people

Bucólico
  Bucolic  

Las provincias amazónicas colombianas se han tranquilizado desde que el proceso de paz avanza y la actividad armada ha cesado. El ejército entra en una región a la que entraba a cuentagotas…
Colombia´s Amazonic provinces  are more relaxed since the peace process is going forward and armed activity has stopped. Now the army is controlling a zone where it barely entered before …

Sin turistas, sin tráfico, con mucha vegetación y vida animal, nuestra decisión de dejar la Panamericana por un tiempo fue la decisión más acertada de Colombia.

Without tourists, without traffic, with lots of animals and vegetation, our decision of leaving the Panamericana for a while, was the best decision we took in Colombia.

En el Amazonas empezamos a tener lluvia todos los días…
In the Amazonas we started having rain every single rain…

Después de la tormenta llega la calma, sobre todo después de haber dormido fuera de la lluvia...
After the storm, the calm comes, especially after sleeping protected from the rain...

Calor, lluvia, mosquitos, algunas piedras… el último camino hacia el Ecuador fue duro
Heat, rain, mosquitoes, some stones… the road to Ecuador was hard